En la actualidad ya casi desapareció por completo el trabajo de la construcción artesanal que implica materiales, destreza y tiempo.
Las nuevas tecnologías digitales han hecho que el diseño arquitectónico cambie por completo negando los aspectos de la forma táctil y el entorno en que se mezclan; es decir que ya no se necesita un objeto real, la materialidad, la gravedad de la finitud. La forma y el espacio ya no se conciben como algo estático, sino como una condición de equilibrio temporal, dinámico y flexible, que genera nuevas posibilidades de expresión morfológica y espacial. La utilización de dichos medios da paso, por tanto, a una práctica arquitectónica diferente.
Pero, por otro lado, la construcción moderna está tan condicionada por el perfeccionamiento de la tecnología que el desafío de crear formas significativas ha quedado limitado.
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